Casa Tomas
Si andando recorres la calle Mayor de Sarria, te encontraras una linea de casas a ambos lados. Entrada la noche, iluminada por unas escasas luces, lo que sea que puedas descubrir, te recordará a las viejas fotografias en blanco y negro. Pero esta calle no es igual a otras, esta calle respira una magia especial.
Jovenes y no tan jovenes conversando alegremente. Flirteos en sus mesas, largas conversaciones sobre jarras de cerveza. Y abrazos, muchos abrazos.
Lo sé muy bien, esta calle y este bar conectan de manera directa con mis recuerdos.
Podría hacer este camino con los ojos cerrados, fue en este lugar, en donde me tomé mi primer cubata, mi primera escuela donde encendí mi primer cigarrillo, donde probé sus famosas patatas bravas, donde cuando acudía allí, sentia que todos teniamos la misma actitud. Hay que reconocer que no eramos excesivamente originales. Apuesto a que todos ibamos allí a lo mismo, a buscar un poco de marcha. En aquella época, todos creíamos que podriamos cambiar el mundo. Aunque no se si eso, cambiar el mundo, era lo que teníamos en mente. Posiblemente no.
Belleza e inocencia mezclados por igual. Capto perfectamente que hablo conmigo misma y que puedo transmitir un poco de tristeza, tristeza por los viejos tiempos, tristeza por saberme distinta, tristeza por saberme un caso perdido. Pero no me siento especial, solo pretendo contar historias fantasticas, matar el tiempo, desprenderme de mi aura telúrica, y soñar apoyada en mi teclado, que el espiritu de mi juventud no lo he perdido del todo.